lunes, 13 de mayo de 2013

SIGNIFICADO DE UN BRINDIS

   ¿Os habéis preguntado alguna vez cuál es el origen del brindis y si éste formaba parte de algún ritual especial? Normalmente, brindamos en celebraciones con amigos o la familia pero, ¿realmente éste ha sido siempre su significado?

   Nos remontamos a la Antigua Grecia para ver cómo este ritual ya se reflejaba en los objetos de cerámica y los escritos de la época, pues era habitual que los hombres que se marchaban a la guerra derramasen vino sobre el altar o la tierra como ofrenda a los dioses antes de partir hacia la batalla.

   Aunque lo recordamos más en época de los romanos, los griegos fueron los primeros que llevaron a la práctica el brindis. Cuando se celebraba un gran banquete, los anfitriones alzaban sus copas y bebían ellos primero para demostrar así a sus comensales que el vino no contenía veneno alguno, práctica habitual por aquellos tiempos para asesinar al enemigo. Después se procedía a hacer el gesto del brindis, chocando unas copas con otras, lo que hacía que el vino de unas se mezclara con el de las otras, otra muestra más de que el vino no estaba envenenado, pues al final todos terminaban bebiendo el mismo líquido sellando así la amistad y confianza entre todos ellos.

   Sin embargo, hay otra versión sobre el gesto del brindis. Esta lo sitúa en el siglo XVI, cuando en 1.527 el ejército alemán de Carlos V entra en Roma y se alza con la ciudad. Para conmemorar esta victoria, se cuenta que los militares germanos llenaron sus copas de vino, las alzaron al frente de Carlos V y pronunciaron la frase “bring dir’s” - en castellano, “yo te la ofrezco”, celebrando la batalla ganada. La contracción de la frase se convirtió en "brindis" en italiano, y de esta lengua pasó al español.


 
   Para los más románticos existe un mito de cómo al hacer un brindis hacemos partícipe al sentido del oído en la degustación del vino, de esta forma, se estimularían todos los sentidos: Oído, vista, olfato, gusto y tacto.

   El mito es un relato o cuento protagonizado por personajes fantásticos o sobrenaturales, y en la reseña que protagoniza el brindis, narra que una vez en el monte Olimpo, Dionisio, Dios del Vino, invitó a sus Dioses y a los sentidos a un generoso banquete.

   El sentido del tacto pasó mucho tiempo dando sorbos, asintiendo e intercambiando opinión con el habla. El gusto se relamía los labios y anonadado expresaba su satisfacción a cada trago. La vista se deleitaba elevando la copa a lo alto y mirando los colores y el brillo que la misma reflejaba a través del sol. El olfato no dejaba de emitir sonidos al meterse en la copa  y oliendo como si fuese una perfumada flor.

   Mientras todos los sentidos estaban ocupados disfrutando, en un rincón solo y quejándose estaba el oído, Dionisio se acercó y escuchó el más triste de los lamentos…¿cómo podría yo oír el vino? Dionisio le ofreció ir a los lagares de fermentación y así escuchar el vino en elaboración, pero el oído quería participar de la fiesta y con eso no le alcanzaba. Fue así que Dionisio reunió a la gente y les dijo: "Cada vez que la gente se reúna para disfrutar el vino deberán chocar las copas para que a cada sonido diferente, sea cristal, madera, barro o metal, el oído pueda disfrutar del tintineo".


  
   Hay más teorías menos plausibles pero validas, como la de una historia prehispánica que se remonta hace cientos de años y dice que al beber vino, necesariamente tenemos que abrir la boca, entrando por ella espíritus inicuos, entonces para evitarlo, se chocan las copas para espantar a los malos espíritus, y se desea salud.
  
   De este modo, este ritual ha llegado hasta nuestros días popularizándose en cualquier encuentro, almuerzo o cena, como demostración de fraternidad entre todos los que brindan con sus copas.


El brindis hoy en día

   En todo brindis se plantea la cuestión sobre chocar o no las copas. Aunque es suficiente con hacer el gesto hacia el resto de los comensales, alzando levemente la copa, hay muchas veces que nos gusta el choque de nuestras copas con la de los vecinos de mesa. Lo más correcto es no hacerlo. Pero chocar las copas también tiene su origen como hemos visto antes.
Ahora se suelen alzar las copas al centro, decir unas palabras que justifiquen el brindis, chocarlas entre sí y beber.

   Hoy el protocolo prohíbe brindar con una copa vacía, porque es una muestra de desagrado, o con agua, que puede interpretarse como un desaire. Aunque la norma es brindar con la mano derecha, otros señalan que debe hacerse con la izquierda por ser la del corazón. Además, existen otros tipos de brindis distintos al convencional, como arrojar las copas o estrellar los recipientes contra una superficie.

   Es costumbre también a la hora de brindar decir alguna palabra o expresión como salud, cheers, proischt, saude, salute, santé, etc.
Para los húngaros es imposible brindar con cerveza, ya que les recuerda a los austríacos celebrando la victoria sobre Hungría en la revuelta de principios del siglo XIX. Imitar esta acción es de muy mal gusto.
  
  Los magiares tienen un fuerte sentimiento nacional y aún recuerdan como los austriacos celebraron la victoria después de aplastar una revuelta húngara en el s. XIX: precisamente brindando con jarras de cerveza. Desde entonces se considera irrespetuoso imitar esta acción. Los turistas se pueden encontrar con miradas desaprobadoras si lo hacen, y probablemente alguien les avisará, amablemente, de que eso no está bien visto. Incluso durante 150 años estuvo prohibido por ley (desde 1848 hasta 1998).

   Entre la gente del Caúcaso, especialmente los georgianos el brindis es una mezcla de tradiciones elaboradas y rituales, en el que los discursos del brindis son una parte importante del folclore. La sucesión de los brindis es dirigida por el tamadá o maestro de ceremonias de la mesa. Estos discursos empiezan como especie de parábola en la que la frase final es una vuelta de tuerca que constituye el verdadero brindis. El brindis más celebrado es aquel que empieza con una historia aparentemente sin relación alguna con la ocasión, pero que termina con una conclusión que acaba relacionándolas de forma inesperada.

   Un ejemplo, corto y simple pero típico sería: "Un pájaro robó un collar que pertenecía al tesoro del rey y se lo llevó volando a las montañas más altas. Una ráfaga de aire arrancó la cuerda del collar esparciendo sus gemas por todo el mundo… Es una suerte haber encontrado una de ellas hoy aquí. ¡Un brindis por María!"


   Otro dato a tener en cuenta es que en Estados Unidos para el acto de brindar se utiliza la palabra “toast” y tiene su origen en el siglo I a.c. en donde los romanos agregaban un trozo de pan tostado, con especias y azúcar en el vino, con el fin de conferirle sabor a la bebida.

   Llámese brindis, toast, cheers, salute, mazel tov o santé, espero y deseo que siempre tengamos amigos con quienes brindar, motivos para celebrar, copas para llenar, y bebidas para llevar a cabo este maravilloso acto.

¡Salud!

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